A ningún lector habitual de Batman le extrañará lo que voy a decir, los mejores cómics de Batman suelen ser en los que menos sale el justiciero.
Sí, es así. Los más interesantes y atractivos son en los que los villanos toman el mando de la historia, y convierten a Gotham en el infierno. O, más adecuado, en el caso de Arkham en guerra, en un manicomio de muerte y locura.
¿Y cómo ha podido suceder? Muy sencillo, las diferentes encarnaciones de la Liga de la Justicia han desaparecido y el temible Sindicato del Crimen se ha hecho con el poder de todo el mundo. Pero claro, en Gotham City se dan cita los villanos más despiadados de todos y han decido repartirse la ciudad como si de un pastel se tratara, regalando los territorios resultantes a los más terribles enemigos de Batman para que los gobiernen a su antojo.
Pero no todos están conformes y las luchas internas se suceden, algo que llega a su más alto clímax cuando Bane dice “basta”, y decide tomar cartas en el asunto. Si Gotham pertenece a alguien, es a él, y piensa luchar de todas las formas posibles para hacerse con el control.
Peter J. Tomasi y Scot Eaton firman un interesante tomo en el que en ocasiones da miedo haberse adentrado, por lo terrible de la historia que se cuenta. Buenos conocedores del Universo DC, dotan a sus personajes de una perrsonalidad fuerte y reconocible, a tal punto que aunque el lector no esté al tanto de los últimos acontecimientos, podrá entrar de lleno en este volumen.
Este cómic responde a una pregunta muy sencilla, ¿qué pasaría si los villanos ganaran la partida?