Decía el insigne escritor y dramaturgo Jacinto Benavente que «Si la pasión, si la locura no pasaran alguna vez por las almas… ¿Qué valdría la vida?». En efecto, la pasión es uno de los motores que mantiene al mundo en movimiento; por pasión se ama, se odia, se mata, se muere, se crea y, por supuesto, se hace teatro. Tal vez por ello, la gente de Microteatro por Dinero ha elegido como tema común para su selección teatral del mes de septiembre ese: la pasión.
Ahora bien ¿qué entendemos por pasión? De los múltiples significados que aporta el diccionario de la RAE, yo me quedo con estos tres, que son el factor común a las obras seleccionadas por Microteatro:
- Perturbación o afecto desordenado del ánimo.
- Inclinación o preferencia muy vivas de alguien a otra persona.
- Apetito o afición vehemente a algo.
Por tanto, y siguiendo con las citas, como Séneca decía que «Un hombre sin pasiones está tan cerca de la estupidez que sólo le falta abrir la boca para caer en ella», antes de abrir la boca, la pasada semana me acerqué por Microteatro para hacer acopio de una buena razón de pasiones que ahora, comparto con vosotros. Primero os hablaré de la sesión de tarde y a continuación de la sesión golfa.
Pasión vespertina
La sesión de tarde ofrece cinco obras muy interesantes, que tratan la pasión desde diversos géneros: la comedia —ligera como en Al borde, picante como en Sexpress o absolutamente alocada como en ¡Ay pájaro!—, la comedia dramática —Butacas— o el drama —Sobre ruedas—. Todas ellas son muy recomendables, pero yo os reseñaré especialmente las dos últimas, aunque no quiero dejar sin hacer mención al surrealista texto de Sexpress y a la hilarante interpretación de Silvana Bonato y Victoria Werbin.
Butacas
Butacas es una obra con texto de Maria Inés González y Miguel Ángel Cárcano en la que una madre y una hija pasan revista a su relación, a su pasado, presente y futuro y al papel fundamental que en sus vidas, juega el tercer vértice del triángulo —el ex-marido y padre, respectivamente, de ambas—.
La obra retoma alguno de los planteamientos que tan maravillosamente expusieron Cárcano y González en su aclamada Entreactos: las escenas cotidianas, la intrahistoria de todas las relaciones —sean afectivas o familiares—, la discrepancia entre anhelos y realidades…
Con un montaje totalmente minimalista, que simula el palco de un teatro —es decir, dos sillas situadas frente a los espectadores—, todo el peso de la obra recae sobre sus dos protagonistas, Alicia Fernández y Olvido Pombo, que dan todo un recital de contención, naturalidad y ternura, representando a la perfección el clima de intimidad de las relaciones madre-hija. Una excelente obra, magníficamente interpretada que, por momentos, nos hace vernos a nosotros mismos —o a nuestros padres— en el escenario.
Sobre ruedas
Mi segunda elección para la sesión vespertina es Sobre ruedas, un inquietante drama escrito y dirigido por Alberto García y espectacularmente interpretado por Cristina Gallego y Salomé Jiménez.
La acción se centra en una habitación en la que Diana, una mujer en una silla de ruedas, mantiene un tenso encuentro con una prostituta. Desde el primer momento se manifiesta un palpable clima de hostilidad entre ambas y poco a poco el espectador ve cómo se va tejiendo la tela en la que la araña atrapa a su presa, pero…¡ojo! las apariencias engañan.
El texto de Alberto García es brillante, siendo capaz de mostrar y mantener, a través de los acerados diálogos, la tensión existente entre las protagonistas y sus juegos de poder, desvelando poco a poco, que nada es lo que parece. Pero si el texto es bueno, no lo es menos la magnífica interpretación de las dos protagonistas, que en todo momento son capaces de transmitir al espectador la incomodidad de la situación que están viviendo, la hostilidad entre ambas y la tensión ante el desenlace —y todo ello, con una contención digna de elogio—.
¿Y la sesión de noche? Pues igual de apasionada, como os cuento en la siguiente página; haced clic en el botón y podréis leerlo.
Los golfos apasionados
Si en la sesión de tarde había pasión a raudales, qué puedo deciros de la sesión golfa. Los golfos son gente apasionada por naturaleza y, en algunos casos, incluso esclavos de esas mismas pasiones.
De las obras que componen la sesión golfa, me quedo con dos especialmente reseñables y bien diferentes: Mística Atlética —una de las comedias más divertidas que he visto en mucho tiempo— y 3,2 lo que hacen las novias —un drama erótico con una fuerte carga emocional—. No quiero dejar de citar, aunque sea de pasada, otra de las obras, Rodeo y Glorieta, una comedia muy divertida y recomendable de Fabiola Sin sobre la deficiente educación sexual de hombres y mujeres, que nos deja el mensaje de que frente al sexo, todos nos parecemos mucho más de lo que creemos —quien no se vea representado en alguna de las escenas de esta obra, que levante la mano—.
Mística Atlética
Mística Atlética es una comedia de esas que no buscan la sonrisa ni la risa, van a por la carcajada directamente y consiguen que salgas del teatro con los ojos nublados de tanto reír. No tengo muy claro si ser seguidor del Atleti es una pasión del tipo «apetito o afición vehemente a algo» o llega hasta la «perturbación o afecto desordenado del ánimo», lo que si tengo claro, es que Zenón Recalde ha sabido captarla a la perfección y ponerla al servicio de una trama, ya hilarante de por sí, para darle ese plus de excelencia. La surrealista trama parte del secuestro de un afamado «astrólogo/adivino», estrella televisiva, a manos de dos delincuentes de poca monta, el día que el Atlético de Madrid se juega la liga en el Camp Nou frente al Barcelona. La relación entre los tres personajes va cambiando constantemente, pero siempre derivando hacia un síndrome de Estocolmo, pero a la inversa.
Un texto tan ágil y divertido como este, tan cercano del vodevil, requiere unas interpretaciones con un elevado punto de histrionismo y ahí es donde el tridente mágico compuesto por Rodrigo Poisón, Ángel Padilla y Javier Navares se salen y ganan el partido por goleada. Este trío rebosa calidad y experiencia y eso se nota, y mucho, pues dan a cada uno de sus personajes el punto exacto: el exagerado histrionismo de Padilla, la socarronería de Javier Navares y la pasión desmedida —sí ella otra vez— de Rodrigo Poisón, hacen creíbles y entrañables a su personajes.
En resumen, Mística Atlética, es una obra enormemente recomendable si te gusta el teatro, imprescindible si te gusta el fútbol y, si eres del Atleti, casi un objeto de culto.
3,2 lo que hacen las novias
Para finalizar, cambio el tercio totalmente y, de la comedia más descacharrante, me voy a un drama erótico tremendamente intenso e intimista: 3,2 lo que hacen las novias. Esta obra es una adaptación teatral del exitoso y multipremiado cortometraje del mismo título, creado en 2011 por Jota Linares y Roberto Pérez Toledo y magníficamente interpretado por Marta Hazas, Juan Caballero y Sergio Mur. En esta adaptación, Jota Linares le ha cedido la dirección a Ceres Machado, y el trío protagonista ha sido sustituido por Gonzalo Grillo, Pape Labraca y Elena de Cara —que se alternará con Sara Gómez—.
La trama es simple: una joven pareja decide revitalizar su adormecida vida sexual haciendo un trío. Las reglas que establecen es que sea un perfecto desconocido y que nunca más vuelvan a verlo. Al principio parece que todo funciona, pero poco a poco vemos que ese triángulo es inestable y que nada sale como estaba previsto.
Partiendo de una historia que ya había resultado muy exitosa en el cortometraje —más de 100 selecciones para festivales, con más de 10 premios y 118.000 visitas en Vimeo—, la duda era ver cómo resultaba la adaptación de una historia tan cruda e íntima como esa, a un exigente terreno como es el teatro de cercanía y con un equipo de actores nuevo. Sí, porque si en el cine, son los planos los que nos llevan a las expresiones de los actores o la situación general, en resumen, los que muestran y ocultan; en cambio, en el teatro es el espectador el que decide dónde mirar y qué parte de la situación es importante en cada momento, todo está a la vista y no hay nada oculto.
La responsable de dirigir esta adaptación ha sido Ceres Machado que, para ello, ha optado por el realismo, mostrando el desarrollo de los hechos en toda su crudeza y haciendo al espectador casi partícipe de ese trío y de las consecuencias del mismo. Para conseguir ese objetivo, es preciso un absoluto compromiso por parte de los actores, que deben desnudar tanto sus cuerpos como sus almas, con el público a medio metro de ellos y ¡vaya si lo consigue! El trío protagonista realiza una interpretación fantástica, dando toda una lección de verdad, compromiso y naturalidad a la hora de mostrar sus cuerpos y sus sentimientos, consiguiendo hacer al espectador partícipe del entramado emocional que encierra la historia.
Y con el teaser de esta excelente adaptación teatral de 3,2 lo que hacen las novias despido este artículo.
¡Apasionaos e id al teatro!
Información Bitacoras.com
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