Hoy os recomiendo un libro español que os hará reir un montón y que os hará reflexionar aún más sobre el ser humano y lo que precisa para ser feliz: Psiquiatras, psicólogos y otros enfermos de Rodrigo Muñoz Avia (2005).
Absolutamente recomendable, de hecho su mayor aval es lo bien que hablamos de él todos los que lo hemos leído que es lo que más ha contribuído a su difusión. Su peculiar título ya nos orienta sobre su temática y contenido; Rodrigo Muñoz Avia utiliza el humor (y, a veces, el más puro esperpento) para realizar una ácida crítica contra algunas “milagrosas” terapias psicológicas, dejando la moraleja de que en esta sociedad actual la estabilidad mental parte de uno mismo, de ser feliz y de intentar hacer felices a los demás.
En cuanto al autor, Rodrigo Muñoz Avia, pese a no ser muy conocido por el gran público, es un excelente escritor español, que ha desarrollado su carrera principalmente en el sector de la literatura infantil y juvenil, aunque sus dos incursiones en la novela han sido espectaculares: además de este libro, publicó en 2007 Vidas terrestres, también muy recomendable.
Como siempre, os transmito la reseña del libro que su editor, Alfaguara, nos ofrece:
Rodrigo Montalvo es el colmo de la placidez. Sus hijos, su mujer y su gato le quieren con locura. Trabaja, con muchísima moderación, en la empresa de su padre y vive en un gigantesco chalet. Y, además, es un hombre feliz. O al menos, eso ha creído siempre. Hasta que un buen día un psiquiatra, cuñado suyo para más señas, empieza a hacerle dudar. Y el mundo cae sobre su cabeza. Nuestro héroe quiere saber qué le pasa, y visita las consultas de psicólogos, psiquiatras, hipnotizadores y curanderos, que aportan soluciones desternillantes y, por supuesto, no dudan en saquear su cartera. Pero la mayor sorpresa no llegará hasta el final, y vendrá de quien menos lo espera… Rodrigo Muñoz Avia consigue hacernos reír y pensar al mismo tiempo. Su novela Psiquiatras, psicólogos y otros enfermos nos recuerda entre sonrisas que, más que intentar estar bien de la cabeza, la mejor meta para nuestras simples vidas debería ser vivir contentos y hacer un poco más felices a los demás.
