Si os digo que Katia Klein es una polímata, algunos quizás penséis que la estoy insultando o algo así. ¡Nada de eso! porque la polimatía es la “sabiduría que abarca conocimientos diversos”. Así las cosas, un polímata, hablando en plata, es lo que comúnmente se denomina como una persona polifacética o renacentista: alguien que tiene conocimientos en varios campos de las artes y las ciencias y destaca en ellos.
Y sí, sin duda Katia Klein encaja en esta descripción, porque en su biografía, aparte de su faceta de actriz, también destaca como pintora, ilustradora y, además, este año ha publicado su primer libro.
En efecto, Katia es una actriz, ya con un amplio currículum, que tras hacerse muy popular en TV3, la televisión autonómica catalana, con series como El cor de la ciutat o La Riera, dio el salto al ámbito nacional, interpretando a Lola, la joven británica que irrumpió en Cuéntame despojada de todo tipo de prejuicios para revolucionar a los Alcántara, en un papel que le ganó el cariño de la legión de seguidores de esta serie. Además, Katia Klein ha trabajado asiduamente en otras teleseries, películas y en múltiples obras de teatro.
Este último año ha sido agotador para ella, no solo porque ha particpado en diversos proyectos teatrales muy atractivos y en la teleserie Amar es para siempre, sino porque ha despuntado en sus proyectos paralelos en otras disciplinas como la pintura y la escritura y queríamos que nos hablase de ellos.
Entrevista con Katia Klein
¡Hola Katia! Viendo tu currículum como actriz y la cantidad de trabajos que has hecho, parece mentira que empezaras en este mundo un poco por casualidad.
Sí, la verdad es que fue un poco así. De pequeña nunca tuve el deseo de ser actriz; sí que es cierto que siempre estaba pintando y dibujando, porque buscaba expresarme, pero era muy tímida y no contemplaba lo de la interpretación. En el instituto con 17 años, convencí a un buen amigo para que intentara ser actor, me apunté con él a un curso de teatro… Empezamos en ese curso, él duró tres meses y yo… hasta ahora.
¿Cómo compaginaste desde ese momento tu timidez con el exhibicionismo que supone la actuación?
Cuando empecé con la actuación, es como si la persona que se subía al escenario no fuera yo; me decían que hiciera una cosa u otra y yo las hacía sin pudor. A mí, la actuación me ha ayudado a abrirme; ahora no soy la persona más extrovertida del mundo, pero no soy nada tímida y esto ha sido, sin duda, gracias a la interpretación.
Y no solo eso, la interpretación me ha hecho ser mejor persona, más empática. Ser actor te hace desarrollar unos valores muy importantes, como el compañerismo, el trabajo en equipo, el amor a la lectura, la investigación cultural, la potencia del vocabulario, la capacidad de comunicación. Y sobre todo, te enseña una cosa fundamental, que es escuchar.
Has trabajado bastante tanto en cine como en televisión y teatro. ¿En qué medio te sientes más cómoda?
Me gusta todo. Pero sobre todo con el teatro disfruto muchísimo. Ahora, por ejemplo, que estoy con un texto de Shakespeare, estoy disfrutando un montón.
Este enamoramiento teatral ¿fue un flechazo inicial o ha sido más progresivo?
Siempre me ha gustado, pero ha sido algo progresivo. Quizás la obra Las niñas no deberían jugar al fútbol fue el punto de inflexión, ahí descubrí cuanto me gustaba este medio. Fíjate que cuando empecé siempre escuchaba a los actores hablar maravillas del teatro y cuando lo viví en primera persona y vi lo mágico y especial que es, comprendí a la perfección lo que querían decir.
También creo que, como actriz, al ir madurando, asientas la técnica, tienes mucha más experiencia, te relajas en escena y disfrutas más. Como se suele decir «vas teniendo tablas».
Pero eres consciente de que la popularidad de un actor va más unida a la tele.
Sí, es inevitable, porque la televisión es muy mediática, da mucha visibilidad. Mi papel en Cuéntame tuvo mucha repercusión. Por eso, me hace mucha ilusión cuando hay gente que me para por la calle porque me reconocen del teatro, algo que me ha pasado, sobre todo en Madrid, a raíz de «Las niñas»; es algo muy especial que te reconozcan por un trabajo minoritario.
¿Cuáles han sido tus últimos proyectos teatrales?
El año pasado estuve 7 meses en Cataluña haciendo una obra maravillosa, La Iaia. En principio estuvimos en Barcelona y luego de gira; esta obra me permitió trabajar con Monserrat Carulla una actriz maravillosa de 80 y pico años, que me enseño muchísimo y me hizo enamorarme aún más de esta profesión. Ver a una persona tan mayor, con tanta energía y tanto amor por su trabajo, defendiendo la función cada día y haciéndolo tan bien me hacía pensar «yo de mayor quiero ser como ella».
Y ahora estoy inmersa en Sueño de una noche de verano.
Háblame un poco más de esta obra.
Pues es una adaptación de Darío Facal del clásico de William Shakespeare, que estrenamos en el Festival de Clásicos de Alcalá de Henares y de la cual estamos en plena gira. El 20 llegamos a Madrid donde estaremos un mes en el Matadero, para luego seguir con la gira por todo el país a lo largo de todo el verano.
En ella hago de Helena y estoy muy contenta, es un montaje que me gusta mucho. En la gira funcionó muy bien, la gente se levantaba a aplaudir, les encantó. Además, fue un lujo poder trabajar con un equipo tan maravilloso y te lo digo de corazón. Una de las recompensas de mi profesión es poder conocer gente como esta. El elenco era increíble: artísticamente son unos bestias, pero es que humanamente son aún mejores.
La verdad es que disfruté mucho de este montaje y viví momentos increíbles: actuando en teatros preciosos, con una atmósfera maravillosa, con ese texto tan estupendo, con estos compañeros… Cuando no estaba en escena, estaba entre bambalinas viendo la obra y me reía y la disfrutaba como si fuera un espectador más… ¡Me gustó un montón!
Y de los escenarios has vuelto otra vez a la televisión con Amar es para siempre.
Sí, y además lo hice directamente, jaja… ni vacaciones ni nada. La experiencia está siendo maravillosa y, además, hay un equipo increíble. Todos nos llevamos muy bien, pero concretamente las chicas hemos conectado al 100%. Fíjate que hemos creado un grupo que se llama las «Amar Ladies» y subimos vídeos a las redes sociales haciendo el gamberro. Nos lo pasamos tan bien y es tan divertido, que David Bustamante vino el otro día a hacer un cameo en la serie y nos propuso que fuéramos a uno de sus conciertos a hacer el loco en el escenario, jaja.
Lo que sí estoy viendo es que una serie diaria exige un ritmo muy duro. Más que el hecho de levantarte a las 5 de la mañana o grabar durante 12 horas seguidas, es que tienes que estudiar muchísimo. Es mucho texto y muy poco tiempo para hacerlo y psicológicamente es algo que cuesta… pero feliz de estar en un proyecto como este.
¿Qué tal tu personaje? Vuelves a ser pionera en una serie española.
¡Genial! Me encanta Fiona, tiene un morro que se lo pisa. Hace lo que le parece, dice lo que piensa, aunque sea políticamente incorrecto y no pasa nada. He tenido mucha suerte con Fiona, porque soy la divertida, la enrollada y eso hace que disfrutes mucho el papel.
De la tele damos el salto a otra de tus facetas. ¿Cómo empezaste con la pintura, Katia?
Pues no hace mucho, aproximadamente unos dos años, aunque sí que es cierto que, como antes hablamos, de pequeña dibujaba mucho y ahora, haciendo memoria, recuerdo que cuando mis amigas tenían en la paredes de sus habitaciones posters de Leonardo di Caprio, yo tenía cuadros de Kandisky, Rousseau… así que eso es algo que siempre estuvo ahí.
Pero así, ya en serio, todo surgió hace poco, de la necesidad que tenía que expresarme: la actuación me permite hacerlo, pero la pintura lo complementa, dándole salida a mi lado más íntimo y personal, es más un encuentro conmigo misma.
De hecho, cuando actúo no siento vergüenza, pues tengo claro que es un personaje, pero cuando hice mi primera exposición, me moría de la vergüenza, pues no tenía un personaje tras el que esconderme, la que aparecía reflejada en los cuadros era yo.
¿Relacionas de algún modo la pintura con la actuación?
Absolutamente. La pintura me está ayudando a desarrollar muchos aspectos como la concentración, la paciencia… algo que aplico luego a la actuación. Y lo bueno es que no dependes de nadie, tú decides cuándo haces las cosas.
Y por si fuera poco, este año has publicado un libro…
¡Sí! Estoy muy ilusionada con él. Salió en octubre, editado por Planeta y se titula Llámame rara. Es un libro en el que el texto y las ilustraciones comparten espacio; son pensamientos acompañados de imágenes.
¿Por qué ese título?
Se trata de romper con la idea de que cuando alguien es diferente, o «raro» eso sea algo malo o despectivo. Yo en mi libro animo a la gente rara a que lo sea y se sienta orgullosa de ello, porque lo diferente de una persona es lo más bonito que tiene; es lo que le hace especial. En vez de brillar con la luz de otros queriendo ser como ellos, es mucho mejor brillar con luz propia.
Y además de tus cuadros y libros, también haces ilustraciones.
Sí, ahora también estoy colaborando con la actriz Xenia Tostado, que tiene un blog en la revista In Style y hago ilustraciones para sus post. Así que, ¡otra faceta más! 🙂
Entrevista originalmente publicada en Unagi Magazine