Últimamente cada vez son más las personas que me preguntan sobre el vino azul, sus características, elaboración… razón por la cual hoy os voy a hablar sobre los «vinos» de colores que, cada vez más, se están popularizando, sobre todo entre los más jóvenes.
Ante todo, hay que decir que el denominado «vino azul» no es una pócima mágica elaborada por alquimistas para embaucar a jóvenes princesas y gallardos caballeros. Es algo más simple que eso, una nueva bebida del siglo XXI, para gente del siglo XXI que busca la diversión y la ruptura con el estricto orden establecido, si es que debiera tener algún orden el beber vino.
Aquí hay varios debates abiertos. Por un lado los defensores de este producto lo ven como una forma de disfrutar de algo inusual y de acercar el vino al público más joven (claro está, siempre mayor de 18 años), mientras que sus detractores ven en este líquido azul un peligro para el consumidor habitual que puede dispersarse en el consumo con tanta novedad en el mercado actual.
¿Existe en realidad el vino azul?
Decir que no existe un producto que a diario se ve en tiendas y estanterías de bares se apartaría de la realidad, del mismo modo que lo haría el llamar «vino» a ese producto.
En efecto, a efectos legales, no existe el vino azul, como tampoco el verde, pink…o de otros colores que veáis embotellado con esas denominaciones. El Reglamento 1308/2013, en su anexo, no lo recoge dentro de las categorías vitícolas reconocidas, razón por la cual recientemente los tribunales han prohibido a la empresa Gik Blue comercializar su producto con el nombre de vino azul.
Por tanto, ahora habrá que esperar pacientemente a que se establezca una denominación homogénea para este tipo de productos, que todos podamos utilizar para referirnos a ellos (la gente de Gik renombró su producto como 99% vino, 1% mosto).
Mitos y realidades sobre los vinos de colores
Independientemente de que denominemos a este producto como vino azul, como bebida alcohólica de colores o como sea, para el usuario de a pie surgen muchas preguntas relativas a este producto: ¿Qué es? ¿Cómo se elabora? ¿Qué bodegas hacen estas bebidas? ¿Existen de otros colores como verdes, lilas, de tonalidades metálicas etc….?
¿Cómo se producen los «vinos de colores»?
Ante todo hay que decir que el proceso de elaboración de estas bebidas es absolutamente natural y no es el resultado de una mutación de las uvas o de polvos mágicos añadidos.
Es mucho más sencillo que todo eso: los pigmentos responsables del color proceden de la materia prima, es decir las uvas y se localizan de forma exclusiva en los hollejos (piel de la uva), y ocasionalmente en la pulpa de variedades denominadas tintoreras (garnacha tintorera, Alicante Bouschet, Aspiran Bouschet…). Dichos pigmentos amoratados, rojizos, azules son compuestos fenólicos que se denominan con el bonito nombre de “antocianos”.
El método de elaboración de estos vinos no es diferente al de otros blancos jóvenes. Si bien podemos seleccionar la variedad vitícola que más nos guste, en general las elegidas por sus características de estabilidad y costo de producción son la macabeo o viura, airén y chardonnay. Una vez elaborado el vino, son añadidos los pigmentos de color sobre un vino base, hasta que el resultado sea un líquido de color azul con mayor o menor intensidad, en el que, por supuesto, también podemos escoger la graduación alcohólica, el dulzor con burbuja, etc…
¿Qué bodegas producen estas bebidas?
A día de hoy existen no menos de media docena de bodegas que elaboran estos novedosos productos. Sin duda los mas conocidos fueron los de Gik Blue con su etiqueta de perro, responsables en gran medida del boom del vino azul en nuestro país.
Junto a ellos, los alicantinos Marqués de Alcántara; Wine of Fire un efervescente vino procedente de uvas airén de Ciudad Real y elaborado en Valladolid; el Byva Blue de la Bodegas Amaya del Bierzo y elaborado con uvas Doña Blanca y Palomino fino también conocida en la zona como Jeréz, o el Postureo Máximo (nombre muy apropiado para este tipo de productos) procedente del mismo Jumilla.
Por su parte Anecoop Bodegas con su serie “La Vida en Colores” nos muestra su LVEC Blue Hawaii, Green Apple Y Orange Mimosa.
Pero ahí no acaba todo, el azul ha dado paso al verde, naranja, lila, o turquesa y algunas de las marcas ya citadas han lanzado líneas concretas en este sentido.
Los conocidos como “Vinos Naranjas” (que no de naranja aunque estos últimos también existen en la DO Condado de Huelva y han sido macerados previamente con piel de naranja amarga), que adquieren esta tonalidad por sus métodos de elaboración y envejecimiento, muy vinculados a la agricultura biodinámica, natural, etc.
En general la uva blanca es macerada en contacto con los hollejos durante un prolongado tiempo (en la Comunidad de Madrid esta técnica es conocida como “sobremadre”), de esta manera su color y protección es mayor gracias al color que estos le aportan al mosto. Los depósitos de fermentación que suelen gustar a estos bodegueros son una vuelta a la arcilla, tomando protagonismo las tinajas y ánforas como hacían nuestros abuelos antes de que llegara del acero inoxidable. Para el control de la temperatura, es fundamental que el vino se encuentre bajo el suelo en bodegas o cavas.
Hay magníficos ejemplos de estos vinos en todo el territorio español pero por citar algunos como Kilómetro 0 de Ismael Gozálo en Nieva (Segovia), el Tinaja de la Mata de Rafael Bernabé Navarro (Alicante) o el Menina de las Bodegas Peral en Colmenar de Oreja Madrid.
Espero que os haya gustado este recorrido por los“vinos”, poco habituales en nuestro consumo habitual, pero muy de moda, sobre todo para los jóvenes y los amantes del postureo. Ahora ya no os sorprenderá cuando os hablen de vino azul, vino naranja o similares, pues ya conocéis lo esencial sobre este tipo de productos (que, recordad, no son vinos 😉