Si preguntáis por un restaurante de moda en Madrid en estos últimos tiempos, seguro que la respuesta que os encontraréis en muchos artículos es la misma: Restaurante Fanático.
Y es que en este espacio (perteneciente al Grupo Carbón), se conjugan muchos de los factores que hacen de un restaurante un «must»: buena cocina, decoración espectacular, ubicación privilegiada (Paseo de la Castellana, 43), gente guapa, ambientazo…
Restaurante Fanático de Madrid: Ver para creer
Si os han hablado de este restaurante y aún no lo habéis visto, seguid leyendo, porque os contaré sus principales características.
La decoración del Restaurante Fanático
Cuando entras al Restaurante Fanático, lo primero que te llama la atención es su espacio de gran altura, presidido por un elefante de grandes dimensiones, haciendo equilibrio sobre una esfera.
A partir de ahí, una decoración con materiales cálidos e iluminación muy estudiada, sumada a un interiorismo sofisticado, que utiliza desde telas colgadas del techo a moquetas setenteras y un gran expejo convexo que refleja la sala.
El imaginario del restaurante Fanático –del Grupo Carbón– se concibe alrededor de la experiencia de un fanático del vivir al que le gusta experimentar en todos los sentidos, dentro de un espacio en el que comer y beber es una auténtica fantasía.
La cocina del Restaurante Fanático de Madrid
Sí, vale, todo muy bonito, pero es un restaurante y aquí se viene a comer, ¿no?
Pues sí, y en Fanático podéis disfrutar de una deliciosa cocina mediterránea con toques originales, donde podréis disfrutar de manjares típicamente nacionales como carpaccio de atún de Almadraba aliñado con yema de huevo de corral curada en salsa de soja y aceite arbequina o el bacalao a la brasa, del que se aprovechan sus jugos de cocción para hacer un pilpil al momento.
Además, es llamativo el show que acompaña a algunos de los platos, elaborados delante del cliente para que la experiencia gastronómica sea diferente. Por ejemplo, el pollo picantón asado al carbón o la ensalada César, preparada desde cero para que el comensal pueda presenciar la elaboración de la receta.
Y para terminar… unos postres de chuparse los dedos, como la torrija de croissant con helado de vainilla o el corte helado de nata en pan brioche.
Y no todo es comer…
Porque el Restaurante Fanático es eso, un restaurante, pero también es algo más: un lugar para disfrutar, un templo del hedonismo.
Y por ello, aparte de la gastronomía sólida, hay que mencionar la líquida, con unos cócteles deliciosos, divertidos y elegantes, con texturas impactantes, como el Newton en Japón, el Daiquiri de Lombardía, el Crazy Monkey…
Y para rematar, la experiencia se completa con una sorprendente propuesta artística que incluye bailarines, cantantes y DJ’s.
Bueno, os animáis a convertiros en «Fanáticos».
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