La cultura es el principal patrimonio de un pueblo y a la vez la principal garantía de su futuro; por eso, iniciativas como la Sociedad Cervantina deben ser tratadas como auténticos tesoros, pues suponen la salvaguarda de ese bien tan preciado que es la cultura.
Lamentablemente en estos tiempos que corren en nuestro país, la cultura es un bien tan valioso como escaso, lo que hace que lugares como el edificio donde la citada Sociedad tiene su sede, en la madrileña calle de Atocha, que deberían ser centros de peregrinación cultural, sean poco menos que desconocidos.
Sí, amigas y amigos y es que este edificio, ahora en obras, que ocupa el solar del número 87 de la calle de Atocha, se asentaba la imprenta de María Rodríguez Rivalde, cuna de algunas las principales obras literarias del Siglo de Oro español y lugar donde el impresor Juan de la Cuesta imprimió en 1604, ni más ni menos que la primera edición de El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes.
Y es que si, por ejemplo, en Inglaterra tuvieran la imprenta donde se imprimió el primer Romeo y Julieta, estaría en todas las guías turísticas y habría colas interminables para entrar y sin embargo, en España tenemos esto y pasa inadvertido… Pero esto, gracias a la encomiable y abnegada labor de la gente de Sociedad Cervantina está cambiando… y más que lo hará en próximas fechas.
Pero vayamos por partes…
¿Que es la Sociedad Cervantina?
La Sociedad Cervantina es una asociación cultural sin ánimo de lucro fundada en 1953 por un grupo de intelectuales españoles liderados por el ilustre cervantista Luis Astrana Marín, con la misión específica de suscitar el máximo interés hacia la vida y la obra de Miguel de Cervantes y, más en general, con la intención de fomentar cualquier manifestación artística y cultural.
Como sede de la asociación, se eligió el edificio semiabandonado de la calle de Atocha 87, por su tremendo valor cultural y su íntima relación con el cervantismo madrileño. El edificio fue declarado monumento nacional de carácter histórico-artístico en 1981 y en 1985, con mucho esfuerzo, se comenzaron sus obras de restauración, respetando la fachada original, inaugurándose en 1987 por los Reyes.
Durante una época, la Sociedad vivió sus momentos de esplendor. Vinieron cervantistas de todo el mundo, organizaron eventos y se crearon premios internacionales de relato, poesía, pintura, etc.
No obstante, poco a poco comenzó a decaer ese espíritu y este declive siguió hasta que en 2008 Luis María Ansón se hizo cargo de la presidencia de la institución, representando a la Real Academia de la Lengua Española. Ansón incorporó a la Sociedad Cervantina a un buen número de jóvenes talentos de nuestra cultura (fundamentalmente provenientes del teatro) y con su impulso se está caminando pasito a pasito para que la Sociedad vuelva a donde siempre debió estar.
En esta nueva etapa, se toman medidas como la restauración de la imprenta (de la que luego os hablaré) o la creación del Teatro de Cámara Cervantes, con la finalidad de traer la obra de Cervantes a nuestros tiempos, aunando tradición con creatividad y contemporaneidad.
Muestra de ello, fue su primer montaje, Entrometidos, entremeses de Cervantes, donde fusionaron La cueva de Salamanca y El viejo celoso con música flamenca en directo, algo que no se había hecho nunca en Madrid y que tuvo un éxito enorme. Desde entonces se han realizado varios montajes, siempre con gran éxito de crítica y público: Palabra de perro, El imaginario de Cervantes, Muere Numancia muere…
La imprenta
Sin duda, uno de los principales atractivos de la Sociedad es el espacio de la imprenta, que incluye una réplica exacta de la máquina de impresión con la que se imprimieron los libros más importantes de nuestro Siglo de Oro español.
Su regente, José Francisco Castro, se encarga de la gestión de este espacio y consigue con las visitas guiadas acercar al público a los métodos de impresión de la época de Cervantes, compartiendo con ellos los secretos y particularidades de la impresión del Quijote.
El visitante aprende paso a paso cómo era el trabajo de los artesanos impresores en el Siglo de Oro, conociendo el contexto histórico y las particularidades que se dieron durante el proceso de impresión del Quijote.
En pasadas fechas pude disfrutar de una de estas visitas guiadas y puedo aseguraros que es una delicia y tremendamente interesante para todos los públicos, pero especialmente para colectivos relacionados con la cultura, la impresión o la educación. Es como volver a los orígenes de nuestra literatura, como revivir algo mágico (casi, como sentirte protagonista de un episodio de El Ministerio del Tiempo).
Nuevos tiempos para la Sociedad Cervantina
Ese ha sido el camino hasta ahora, pero en estos finales de 2017 y en 2018 comienzan a soplar nuevos vientos para la Sociedad Cervantina que, con su vicepresidenta (la actriz Celia Freijeiro) al timón y un grupo de jóvenes y muy cualificados «marineros» (el resto del equipo), han largado velas y se disponen a navegar a toda máquina, para llevar este proyecto a buen puerto.
Sin perder de vista ni por un momento la figura de Don Miguel de Cervantes, y manteniendo como objetivo primordial el fomento de la cultura, la Sociedad, pone ahora su acento en otros campos como la creación y la innovación contemporánea, buscando convertirse en un espacio cultural, joven, plural y dinámico.
Es tiempo de obras, debido a la reforma casi integral de que está siendo objeto el edificio de su sede, para modernizarlo y dotarlo de nuevos equipamientos que permitan desarrollar todos sus objetivos (por ejemplo, con la creación de un teatro permanente).
Con su casa invadida (pacíficamente, eso sí 😉 durante casi un año por arquitectos, albañiles, fontaneros y similares, la gente de la Sociedad Cervantina no ha querido cerrar sus puertas, sino dejarlas entreabiertas para que por ellas vayan entrando distintas manifestaciones y propuestas culturales que, ingeniosamente, suelen incluir el término «en obras», «en construcción» o similares.
Bien mirado, este año ofrece a la Sociedad la oportunidad de crear, investigar e incubar proyectos sin prisas y sin la necesidad de tener que llegar a un resultado. Concretamente plantean las siguientes actividades:
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- Jornadas de puertas abiertas: para dar a conocer el proyecto y los distintos espacios que tendrá la sede en un futuro.
- Organización de visitas (tanto guiadas como teatralizadas) a la Imprenta del Quijote: recreando el taller y la máquina en que se imprimió el Quijote en el siglo XVII
- Teatro en obras: ciclo teatral que dará cabida a trabajos en proceso, mostrándolos a un público que acudirá por invitación y que con su feedback colaborará en el proceso de creación de la obra.
- Vermús en la Alojería: de forma regular, los domingos se organizarán una suerte de aperitivos culturales en el espacio denominado la Alojería (llamado así en honor de la aloja, una bebida compuesta por agua, miel y especias, que se tomaba durante las representaciones del Siglo de Oro en los corrales de comedias). Un nuevo espacio donde los protagonistas serán el encuentro, el coloquio, la tertulia y el intercambio.
- Festival de teatro Gigante, para clásicos contemporáneos.
- Actividades para Gigantes (que es como se denominan los miembros de esta asociación). [/box]
Decía Don Alonso Quijano que «Son mis leyes, el deshacer entuertos, prodigar el bien y evitar el mal», pues bien, la gente de Sociedad Cervantina, no son molinos, son gigantes que, honrando al Caballero de La Mancha, no tienen más ley que deshacer entuertos, hacer el bien y evitar el mal en el ambito de la cultura.
¡Larga vida a la Sociedad Cervantina!
